29 septiembre 2006
Mayobanex Vargas: pintor de símbolos.
1. El caracol y el colibrí.-
Canto a la piel, piel cantada, canto de piel: podrían devenir en apuestas de lecturas, desprendidas del universo visual fundado por Mayobanex Vargas, en su más reciente exposición, “Piel-al-canto” (2001). En ella hay, como se ve, un canto a la piel, en el que ésta canta al cuerpo erótico, pero también al cuerpo en éxtasis. El cuerpo femenino es aquí la morada de la ensoñación desrostrizada, que oculta el sueño en una ilusión encantada. Como nos dice Octavio Aparicio, en su libro El desnudo femenino en la pintura, que ”el desnudo femenino es símbolo de ostentación, de riqueza, de lujo”.
La obra de Mayobanex Vargas está dirigida a la reflexión antes que a la emoción. ¿Filósofo o poeta? Sus imágenes visuales espantan y asombran, al trocarse en símbolos fantásticos. De ahí que para él el arte es símbolo del sentimiento. Sus figuraciones estallan en las sombras de los esfuminados, del modo en que los signos se deslizan en las líneas, al matrimoniarse con la luz. Entre las figuras simbólicas y el cuerpo de la composición, se produce una yuxtaposición y un contraste, cuyo eje de relaciones crea una metáfora, en el universo de cada representación visual.
La obra plástica que Mayobanex Vargas funda pendula entre un hiperrealismo surrealista,--de la estirpe de René Magritte-- y un simbolismo fantástico. Así pues, explota el sueño como supremo recurso de la abstracción, por un lado y, por otro, bucea en el erotismo, tras la búsqueda de la belleza del cuerpo dormido, en un éxtasis que participa menos del sexo que del mundo onírico. El culto al desnudo –tan orillado por el surrealismo—asume en él un pulso clásico (griego o renacentista), por varias razones: por la depuración de los trazos, por la pureza de los contornos, por el dominio de la luz y la sombra y por la maestría de las líneas. Su dominio de la anatomía artística, de la simetría y de las proporciones del cuerpo, son admirables. Son cuerpos que parecen esculturas, dibujos que semejan estatuas dormidas: un Rodin de las líneas y las formas dibujísticas.
En nuestro artista visual, el realismo asume la presencia del simbolismo, alejándose del fotorrealismo chato y de la decoración cursi. Su obra no viene del sueño sino de la inspiración visual. Dice Jacques Meuris, a propósito de René Magritte: “para el pintor, la vida en estado de vigilia es la traducción del sueño, al igual que el sueño es la traducción de la vida en estado de vigilia”. Y esto es válido para Mayobanex Vargas.
Alegoría de la soledad existencial, en “Piel-al-canto”, nuestro artista dibuja no el movimiento, sino lo estático, el reposo espacial: objetos detenidos en su forma y en su sombra. Los sujetos (mujeres dormidas) no son dibujados por sus acciones, sino por lo que sueñan y piensan. Composiciones sombrías, en claroscuro, en contrastes con el color de seres vivientes (colibrí, pez, mariposa), que dan vida a los cuerpos representados.
La mudez de los cuerpos femeninos desnudos, evoca la angustia, la duda, la incertidumbre de la incomunicación. Este artista aporta en sus obras un lirismo sórdido, una visión poética que reside en su atmósfera compositiva. Los objetos reales, en un espacio surreal y en situaciones inverosímiles, postulan un sentido de asombro a sus cuadros.
Efecto del objeto dentro del cuadro –flotante, suspendido, en reposo o movimiento--, Mayobanex funda un decorado simbólico que corresponde a una técnica metafórica. Ambigüedad e ironía se conjugan para darnos una metonimia, cuya transferencia de sentidos, nos sorprenden y, en ocasiones, nos hacen reír con los dientes apretados.
El cuerpo, con sus fetiches y talismanes, decora la escena narrativa, en una suerte de acertijo ilusorio-real. Los desnudos de Vargas, de esencia menos erótica que onírica, se mueven en unos recintos cerrados, nunca en cielo abierto. No hay paisajes abiertos sino habitaciones cerradas, en las que, por una ventana, entra la luz exterior. El aire parece enrarecido y pálido, en un reino imaginario y fantástico, donde convergen el sexo y la muerte, el sueño y la vida, la soledad y la pesadilla, el tedio y el vacío. Y dos obsesiones: el mar y el espacio. La idea del vuelo (mariposa o abeja) y la de nadar (pez). Asimismo, la evocación de los olores en frutas y animales comestibles (melón o pez).
2. El hilo de Ariadna.-
Estos cuadros en blanco y negro cuentan, como todo cuadro surrealista, una historia. En ellos hay una narración visual a partir de una idea o de una visión simbólica de la realidad. Mayobanex crea enigmas absurdos que provienen de alguna imagen real. Sus obras semejan rompecabezas visuales, juegos simbólicos que cuestionan y ponen en crisis el mundo visible. Sus temas evocan presencias inconscientes, que deslumbran y desconciertan al espectador y su percepción cotidiana.
En nuestro artista, el dibujo y la poesía entran en maridaje y se hacen transparentes, confundiéndose en la mirada y la palabra. Sus mecanismos visuales crean una percepción mágico-poética de la representación cotidiana. En cada una de sus composiciones dibujísticas hay una interacción entre las líneas y la poesía, el objeto y la idea, la magia y la reflexión, la visión y la percepción.
Creador de espacios enigmáticos, de vacíos luminosos y de abismos ilusorios, este artista logra, con una insólita maestría en su pulso dibujístico, una serie de composiciones deudoras de la mejor tradición magritteana. En obras como “Realidades paralelas”, dibuja un colibrí que sobrevuela sobre el cuerpo de una mujer quien se coloca las manos sobre su cabeza, mientras un hilo sostiene una anémona color rosa. En “Misterios de la pasión”: una flor y un ají cortado son sostenidos por un hilo, en tanto que en “Ficciones”, una mujer desnuda oculta su sexo con sus piernas, al tiempo que una abeja y un caracol contemplan un acto de levitación. Asimismo, en “Oscuro desacierto”, una mujer se cubre los senos con sus brazos entrecruzados, en tanto una mariposa es sostenida por un hilo, frente a una ventana circular (y su sombra), y un pez dorado que también es sostenido por el mismo hilo. En tanto que en el cuadro “Vértigo de sombra”, sobre una mujer desnuda hay un caracol que pende de un hilo. En “Cazador de sombras”, la mujer, con sus brazos en la cintura, tiene una mariposa sostenida por un hilo, en tanto una cajita de cartón flota desde una ventana. “Encantadora de mariposas”, es el título de un cuadro donde aparece una mujer ocultando el rostro dentro de un cuerno, mientras tres hilos sostienen dos mariposas y un pez. Otra obra es “Semilla de tiempo”, en la que aparece una mujer desnuda, y sobre ella, una cajita de cartón cerca de su ombligo y otra cajita en cuyo interior hay una semilla ( de ahí el título del cuadro); aparece además un melón cortado sostenido por un hilo que semeja el sexo de la mujer. Finalmente, en “Vida pequeña”, hay un fondo blanco y sobre él, un colibrí explora y huele un caracol que pende del espacio.
Como se ve, en todos estos cuadros hay un elemento simbólico y emblemático: el hilo. Este signo, parece evocar el “hilo de Ariadna”, la divinidad griega hija de Minos y de Parsifae, quien condujo “por medio de un hilo”, a Teseo para que éste matara al Minotauro en un intrincado Laberinto. Está asimismo, el emblema de la mujer sobre cuya imagen giran insectos (abeja, mariposa, caracol). Zoología fantástica que evoca un bestiario visual, que participa en tanto símbolo mítico, esotérico o metafísico.
En este bestiario fantástico-visual, el “caracol” actúa como símbolo de la lentitud y acaso de la resurrección; otro animal es la “mariposa”, quien sugiere la metamorfosis y la belleza de su colorido: simboliza lo efímero de la alegría. Maravilla de la transformación: de oruga a larva y de larva a mariposa. Es la esperanza para el hombre de ascender de la tierra a las alturas. La mariposa en griego significa, “animal del alma” (psyché). Las figuras oníricas se suelen representar con las alas de las mariposas. También a Hypnos o dios del sueño. Dios infundió alas de mariposas a Adán en el paraíso de la creación, según se lee en las “sagradas escrituras”. Otro símbolo de esta exposición es el “colibrí”, a quien se le considera “el autor del calor solar. Entre los aztecas, las almas de los guerreros muertos volvían a la tierra en forma de colibrí”, según refiere Jean Chevalier en su Diccionario de símbolos. En tanto que los “peces”, para la psicología profunda, es símbolo del inconsciente: representa la personificación de la fertilidad y la energía dadora de vida de los “ mundos femeninos”. Al ser de “sangre fría”, no es dominado por las pasiones y se vuelve objeto de comida y de sacrificios sagrados. En la simbología astrológica del zodíaco, representa a piscis, último signo de la “era cósmica”, creado por la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno. El pez junto al pan es símbolo de eucaristía, en la cristiandad. Para el imaginario cristiano, el pez sobrevivió al diluvio, pues la maldición de Dios no lo alcanzó. Se cree que San Antonio de Padua, predicaba a los peces, refiere Hans Biedermann, en su Diccionario de símbolos. Pez y agua: metáforas de las alegrías sexuales. Para el psicoanálisis, el pez es símbolo onírico, una “imagen disimulada del pene”. En la antigüedad, eran considerados como “unisexuales”. Asimismo, la “abeja” (otro animal simbólico de estos cuadros) es símbolo de joven enamorado que revolotea sobre las muchachas. En occidente, se le denomina “pájaro de Dios” o “pájaro de María” (símbolo del alma). La abeja en el sueño es símbolo de la muerte cercana, como se dice en nuestra tradición cultural. La abeja no tiene sexo: es de género epiceno. Por su sentido artístico, se le llamaba “pájaro de las musas”. Es símbolo además de la resurrección, por su descanso invernal. Por vivir del olor de las flores, es símbolo de la pureza y la continencia.
En esta serie de cuadros de esta exposición, “Piel-al-canto”, Mayobanex Vargas articula su discurso plástico a partir de una simbología animal. De ahí que aparezcan en sus composiciones dibujísticas, esta suerte de zoología simbólica decorando cuerpos femeninos desnudos, en estado de ensoñación. Anatomía femenina y zoología fantástica. Cuerpo de mujer que dialoga con animales, que aluden a cierta relación erótica zoofílica, de carácter mítico y fantástico. Basta recordar a “Leda y el cisne”, de Leonardo Vinci y a “La fábula de Leda”, de Correggio. En ambas pinturas la figura del cisne aparece como símbolo idílico de la pureza amatoria. Y en estos cuadros de Mayobanex Vargas, hay una simbología que nos remite a una mitología antigua y ancestral, de la cultura occidental greco-latina, a una zoología mítica.
Canto a la piel, piel cantada, canto de piel: podrían devenir en apuestas de lecturas, desprendidas del universo visual fundado por Mayobanex Vargas, en su más reciente exposición, “Piel-al-canto” (2001). En ella hay, como se ve, un canto a la piel, en el que ésta canta al cuerpo erótico, pero también al cuerpo en éxtasis. El cuerpo femenino es aquí la morada de la ensoñación desrostrizada, que oculta el sueño en una ilusión encantada. Como nos dice Octavio Aparicio, en su libro El desnudo femenino en la pintura, que ”el desnudo femenino es símbolo de ostentación, de riqueza, de lujo”.
La obra de Mayobanex Vargas está dirigida a la reflexión antes que a la emoción. ¿Filósofo o poeta? Sus imágenes visuales espantan y asombran, al trocarse en símbolos fantásticos. De ahí que para él el arte es símbolo del sentimiento. Sus figuraciones estallan en las sombras de los esfuminados, del modo en que los signos se deslizan en las líneas, al matrimoniarse con la luz. Entre las figuras simbólicas y el cuerpo de la composición, se produce una yuxtaposición y un contraste, cuyo eje de relaciones crea una metáfora, en el universo de cada representación visual.
La obra plástica que Mayobanex Vargas funda pendula entre un hiperrealismo surrealista,--de la estirpe de René Magritte-- y un simbolismo fantástico. Así pues, explota el sueño como supremo recurso de la abstracción, por un lado y, por otro, bucea en el erotismo, tras la búsqueda de la belleza del cuerpo dormido, en un éxtasis que participa menos del sexo que del mundo onírico. El culto al desnudo –tan orillado por el surrealismo—asume en él un pulso clásico (griego o renacentista), por varias razones: por la depuración de los trazos, por la pureza de los contornos, por el dominio de la luz y la sombra y por la maestría de las líneas. Su dominio de la anatomía artística, de la simetría y de las proporciones del cuerpo, son admirables. Son cuerpos que parecen esculturas, dibujos que semejan estatuas dormidas: un Rodin de las líneas y las formas dibujísticas.
En nuestro artista visual, el realismo asume la presencia del simbolismo, alejándose del fotorrealismo chato y de la decoración cursi. Su obra no viene del sueño sino de la inspiración visual. Dice Jacques Meuris, a propósito de René Magritte: “para el pintor, la vida en estado de vigilia es la traducción del sueño, al igual que el sueño es la traducción de la vida en estado de vigilia”. Y esto es válido para Mayobanex Vargas.
Alegoría de la soledad existencial, en “Piel-al-canto”, nuestro artista dibuja no el movimiento, sino lo estático, el reposo espacial: objetos detenidos en su forma y en su sombra. Los sujetos (mujeres dormidas) no son dibujados por sus acciones, sino por lo que sueñan y piensan. Composiciones sombrías, en claroscuro, en contrastes con el color de seres vivientes (colibrí, pez, mariposa), que dan vida a los cuerpos representados.
La mudez de los cuerpos femeninos desnudos, evoca la angustia, la duda, la incertidumbre de la incomunicación. Este artista aporta en sus obras un lirismo sórdido, una visión poética que reside en su atmósfera compositiva. Los objetos reales, en un espacio surreal y en situaciones inverosímiles, postulan un sentido de asombro a sus cuadros.
Efecto del objeto dentro del cuadro –flotante, suspendido, en reposo o movimiento--, Mayobanex funda un decorado simbólico que corresponde a una técnica metafórica. Ambigüedad e ironía se conjugan para darnos una metonimia, cuya transferencia de sentidos, nos sorprenden y, en ocasiones, nos hacen reír con los dientes apretados.
El cuerpo, con sus fetiches y talismanes, decora la escena narrativa, en una suerte de acertijo ilusorio-real. Los desnudos de Vargas, de esencia menos erótica que onírica, se mueven en unos recintos cerrados, nunca en cielo abierto. No hay paisajes abiertos sino habitaciones cerradas, en las que, por una ventana, entra la luz exterior. El aire parece enrarecido y pálido, en un reino imaginario y fantástico, donde convergen el sexo y la muerte, el sueño y la vida, la soledad y la pesadilla, el tedio y el vacío. Y dos obsesiones: el mar y el espacio. La idea del vuelo (mariposa o abeja) y la de nadar (pez). Asimismo, la evocación de los olores en frutas y animales comestibles (melón o pez).
2. El hilo de Ariadna.-
Estos cuadros en blanco y negro cuentan, como todo cuadro surrealista, una historia. En ellos hay una narración visual a partir de una idea o de una visión simbólica de la realidad. Mayobanex crea enigmas absurdos que provienen de alguna imagen real. Sus obras semejan rompecabezas visuales, juegos simbólicos que cuestionan y ponen en crisis el mundo visible. Sus temas evocan presencias inconscientes, que deslumbran y desconciertan al espectador y su percepción cotidiana.
En nuestro artista, el dibujo y la poesía entran en maridaje y se hacen transparentes, confundiéndose en la mirada y la palabra. Sus mecanismos visuales crean una percepción mágico-poética de la representación cotidiana. En cada una de sus composiciones dibujísticas hay una interacción entre las líneas y la poesía, el objeto y la idea, la magia y la reflexión, la visión y la percepción.
Creador de espacios enigmáticos, de vacíos luminosos y de abismos ilusorios, este artista logra, con una insólita maestría en su pulso dibujístico, una serie de composiciones deudoras de la mejor tradición magritteana. En obras como “Realidades paralelas”, dibuja un colibrí que sobrevuela sobre el cuerpo de una mujer quien se coloca las manos sobre su cabeza, mientras un hilo sostiene una anémona color rosa. En “Misterios de la pasión”: una flor y un ají cortado son sostenidos por un hilo, en tanto que en “Ficciones”, una mujer desnuda oculta su sexo con sus piernas, al tiempo que una abeja y un caracol contemplan un acto de levitación. Asimismo, en “Oscuro desacierto”, una mujer se cubre los senos con sus brazos entrecruzados, en tanto una mariposa es sostenida por un hilo, frente a una ventana circular (y su sombra), y un pez dorado que también es sostenido por el mismo hilo. En tanto que en el cuadro “Vértigo de sombra”, sobre una mujer desnuda hay un caracol que pende de un hilo. En “Cazador de sombras”, la mujer, con sus brazos en la cintura, tiene una mariposa sostenida por un hilo, en tanto una cajita de cartón flota desde una ventana. “Encantadora de mariposas”, es el título de un cuadro donde aparece una mujer ocultando el rostro dentro de un cuerno, mientras tres hilos sostienen dos mariposas y un pez. Otra obra es “Semilla de tiempo”, en la que aparece una mujer desnuda, y sobre ella, una cajita de cartón cerca de su ombligo y otra cajita en cuyo interior hay una semilla ( de ahí el título del cuadro); aparece además un melón cortado sostenido por un hilo que semeja el sexo de la mujer. Finalmente, en “Vida pequeña”, hay un fondo blanco y sobre él, un colibrí explora y huele un caracol que pende del espacio.
Como se ve, en todos estos cuadros hay un elemento simbólico y emblemático: el hilo. Este signo, parece evocar el “hilo de Ariadna”, la divinidad griega hija de Minos y de Parsifae, quien condujo “por medio de un hilo”, a Teseo para que éste matara al Minotauro en un intrincado Laberinto. Está asimismo, el emblema de la mujer sobre cuya imagen giran insectos (abeja, mariposa, caracol). Zoología fantástica que evoca un bestiario visual, que participa en tanto símbolo mítico, esotérico o metafísico.
En este bestiario fantástico-visual, el “caracol” actúa como símbolo de la lentitud y acaso de la resurrección; otro animal es la “mariposa”, quien sugiere la metamorfosis y la belleza de su colorido: simboliza lo efímero de la alegría. Maravilla de la transformación: de oruga a larva y de larva a mariposa. Es la esperanza para el hombre de ascender de la tierra a las alturas. La mariposa en griego significa, “animal del alma” (psyché). Las figuras oníricas se suelen representar con las alas de las mariposas. También a Hypnos o dios del sueño. Dios infundió alas de mariposas a Adán en el paraíso de la creación, según se lee en las “sagradas escrituras”. Otro símbolo de esta exposición es el “colibrí”, a quien se le considera “el autor del calor solar. Entre los aztecas, las almas de los guerreros muertos volvían a la tierra en forma de colibrí”, según refiere Jean Chevalier en su Diccionario de símbolos. En tanto que los “peces”, para la psicología profunda, es símbolo del inconsciente: representa la personificación de la fertilidad y la energía dadora de vida de los “ mundos femeninos”. Al ser de “sangre fría”, no es dominado por las pasiones y se vuelve objeto de comida y de sacrificios sagrados. En la simbología astrológica del zodíaco, representa a piscis, último signo de la “era cósmica”, creado por la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno. El pez junto al pan es símbolo de eucaristía, en la cristiandad. Para el imaginario cristiano, el pez sobrevivió al diluvio, pues la maldición de Dios no lo alcanzó. Se cree que San Antonio de Padua, predicaba a los peces, refiere Hans Biedermann, en su Diccionario de símbolos. Pez y agua: metáforas de las alegrías sexuales. Para el psicoanálisis, el pez es símbolo onírico, una “imagen disimulada del pene”. En la antigüedad, eran considerados como “unisexuales”. Asimismo, la “abeja” (otro animal simbólico de estos cuadros) es símbolo de joven enamorado que revolotea sobre las muchachas. En occidente, se le denomina “pájaro de Dios” o “pájaro de María” (símbolo del alma). La abeja en el sueño es símbolo de la muerte cercana, como se dice en nuestra tradición cultural. La abeja no tiene sexo: es de género epiceno. Por su sentido artístico, se le llamaba “pájaro de las musas”. Es símbolo además de la resurrección, por su descanso invernal. Por vivir del olor de las flores, es símbolo de la pureza y la continencia.
En esta serie de cuadros de esta exposición, “Piel-al-canto”, Mayobanex Vargas articula su discurso plástico a partir de una simbología animal. De ahí que aparezcan en sus composiciones dibujísticas, esta suerte de zoología simbólica decorando cuerpos femeninos desnudos, en estado de ensoñación. Anatomía femenina y zoología fantástica. Cuerpo de mujer que dialoga con animales, que aluden a cierta relación erótica zoofílica, de carácter mítico y fantástico. Basta recordar a “Leda y el cisne”, de Leonardo Vinci y a “La fábula de Leda”, de Correggio. En ambas pinturas la figura del cisne aparece como símbolo idílico de la pureza amatoria. Y en estos cuadros de Mayobanex Vargas, hay una simbología que nos remite a una mitología antigua y ancestral, de la cultura occidental greco-latina, a una zoología mítica.
-Basilio Belliard
26 septiembre 2006
DATOS BIOGRAFICOS
MAYOBANEX VARGAS
Nace el 12 de mayo de 1961, en Bonao, República Dominicana.
Vive y trabaja en Santo Domingo. Mayobanex, es un cultor a tiempo completo de su arte, un individuo que vive su arte, que respira y transpira arte, un artista serio que no se contenta en el facilismo que le podría brindar su destreza artística, su don nativo, pues él es un gran explorador y estudioso de su disciplina. El artista cuenta con una labor ininterrumpida de más de 20 años, trabajando la obra sobre papel y el dibujo a blanco y negro con toques de color.
Nace el 12 de mayo de 1961, en Bonao, República Dominicana.
Vive y trabaja en Santo Domingo. Mayobanex, es un cultor a tiempo completo de su arte, un individuo que vive su arte, que respira y transpira arte, un artista serio que no se contenta en el facilismo que le podría brindar su destreza artística, su don nativo, pues él es un gran explorador y estudioso de su disciplina. El artista cuenta con una labor ininterrumpida de más de 20 años, trabajando la obra sobre papel y el dibujo a blanco y negro con toques de color.
Muestras Individuales
- 2006 Las estaciones del Paraíso, Embajada de Francia, Santo Domingo, R.D.
- 2004 Jardín de Utopías, Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID), Washington, D.C., USA.
- 2001 Pielalcanto, El Espacio Galería de Arte, Santo Domingo, R.D.
- 1999 Laberinto Del Ser, Centro de Arte Nouveau, Santo Domingo, R.D.
- 1993 Los Augurios, Centro Cultural Hispánico, Santo Domingo, R.D.
- 1989 Luz- Imagen- Vida, Galería Deniel’s, Santo Domingo, R.D.
- 1988 Luz De Sombra, Centro de Arte Nouveau, Santo Domingo, R.D.
Premios y Distinciones
- 1996 Premio Único de Dibujo, Concurso Casa de España, Santo Domingo, R.D.
- 1990 Tercer Premio del Público XVII Bienal Nacional de Artes Visuales, Santo Domingo, R.D.
- 1989 Mención de Honor Primer Salón Nacional de Dibujo, Museo de Arte Moderno (MAM), Santo Domingo, R.D.
- 1987 Segundo Premio de Dibujo Concurso Estudiantil de Artes, Galería de Arte Arawak, Santo Domingo, R.D.
- 1984 Segundo Premio de Fotografía Concurso Casa de la Cultura , Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Santo Domingo, R.D.
Selección de Muestras Colectivas
- 2003 Pequeños Formatos III, El Espacio Galería de Arte, Santo Domingo, R.D.
- 2002 Pequeños Formatos II, El Espacio Galería de Arte, Santo Domingo, R.D.
- 1999 Ocho Caras, El Espacio Galería de Arte, Santo Domingo, R.D.
- 1996 Arts Americas ‘96 El Museo Hispano y Latinoamericano de Arte de la Florida , Miami, FL. USA.
- Hispanic Reflections, Nave - National Association for Bilingual Education Center, Orlando, Miami, FL. U.S.A
- Concurso de Artes Plásticas de La Casa de España Don Antonio Prats Ventós, Santo Domingo, R.D.
- 1995 Exposición Colectiva, Galena Deniel’s, Santo Domingo, R.D.
- IV Salón Internacional del Dibujo, Museo De Arte Moderno (MAM), Santo Domingo, R.D.
- Exposición Colectiva Community Cultural Center, Filadelphia, PA. USA
- Art Expo, Jacob Javic Center, New York, N.Y. USA.
- 1994 IX Bienal Iberoamerica De Arte , Dibujos Y Estampas Iberoamericanas Mexico , D.F.
- IX Bienal Internacional de Arte de Valparaiso, Valparaiso, Chile.
- 1992 XVIII Bienal Nacional De Arte Visuales , Museo De Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- Pintura Contemporánea En Israel, Museo De Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- Pintura Contemporánea En Israel, Israel.
- 1991 Segundo Salón Nacional Del Dibujo, Museo De Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- 1990 XVII Bienal Nacional de Arte Visuales, Museo de Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- Crónica del Nuevo Mundo, Voluntario de Las Casas Reales, Santo Domingo, R.D.
- 1989 Ocho Pintores de Bonao, Casino del Yuma , Bonao Santo Domingo, R.D.
- 1988 Sugerencias, Galería Propuestas, Santo Domingo, R.D.
- Primer Festival de las Artes Visuales Dominicanas, Museo De Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
Bienales De Artes Plasticas
- 1994 Bienal Iberoamerica De Arte , Dibujos y Estampas Iberoamerieanas Mexico , D.F.
- XI Biennial International of Art of Valparaiso, Valparaiso, Chile
- XVII Bienal Nacional De Arte Visuales , Mnseo de Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- 1992 XVIII Bienal Nacional De Arte Visnales , Museo de Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
- 1990 XVII Bienal Nacional De Arte Visnales , Museo de Arte Moderno (MAM) Santo Domingo, R.D.
Colecciones Principales
- Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, R.D.
- Centre Cultural de España, Santo Domingo, R.D.
- Voluntariado de las Casas Reales, Santo Domingo, R.D.
- Casa de España, Santo Domingo, R.D. y diversas colecciones privadas en el país y en España, Francia, Estados Unidos, entre otros.
Selección de Publicaciones
- Enciclopedia de las Artes Plásticas Dominicanas, 2002, Candido Gerón
- Enciclopedia Ilustrada Dominicana, 2002
- Personalidades Dominicanas, 1997, Rafael Molina Morillo
- Enciclopedia Dominicana, 1996, Franklin Franco
Algunas portadas de libros ilustradas por sus obras
- A puro Dolor, 2002
- La Sórdida Telaraña de la Mansedumbre , 1997
Autor: Rafael García Romero - Escribir en Femenino, 2000
- Erótica de lo Invisible, 1999
Autor: Adrián Javier - Asombro de Sombras, 2004
- Jardín de Augurios, 1996
Autor: Cesar Zapata
25 septiembre 2006
La Máscara de tu Oscuro
A. Mayobanex Vargas
Por insipidez benigna que me dibuja.
Por insipidez benigna que me dibuja.
Este es el posible acierto de entender, lo entendible, unos ojos que saltan con color de respiro, las sospecha de quien duda con las manos, la simple ilusión de tu asombro glorioso y la celebración de un tiempo deseado.
De que te quejas hombre sabio? Si tus manos cubren tiempo y espacio se deslizan en el bostezo justo de la noche de tu oscuro, de tu contexto.
En que piensas hombre cierto? Si tus alas danzan en el gris del posible que te dibuja. Hombre música simple, donde cósmicas cintas bailan como labio erótico en tu cintura pensada. Hombre artista, caminando como toalla, como armario, como libro, descalzo, sin sentido.
Quien canta mejor que tu sobre la mar que te piensa, como campo de estela agrandando el papel? Como un natural estallido breve del soplido de la nota que tu mano ansía, con la mascara mínima y mejor que te dibuja, que te transcribe, que le describe. Quien se molesta tanto como tu de la torpeza, de lo complejo, de lo pensado?
Quien como tu? Hilo que el pecado esconde en su invisible. Al campas que piensa y se aproxima.
Tu que eres mejor marco, mejor enigma, prudencia, sed y viento. Tu que eres mejor perfecto, calmado, tranquilo. Tu que eres mejor bendito, creído, sonido, instante.
Hombre que crea la mínima razón de lo que piensas, de lo que sientes, de lo que crees y carece.
Hombre poemas, lejos de horas, como risa desnuda, frente a la identidad clara de su origen, de su invisible.
En que lugar se posan en tus manos la fantasía de tu vacío violento y tembloroso?
Te llamas melodía, circulo, cielo, te llamas regalo en sueño, boca desnuda, celebración, mágico, inmortal, espacio, te llamas mirada, cansancio, lápiz, dibujo.
- Silvana Marte
Monologo dialogante con el cuerpo
Volvemos a estar frente a los cuerpos deseantes de Mayobanex Vargas, frente a sus opacidades insinuantes y su erotismo surreal. Volvemos a estar frente a unos trazos dibujísticos cuya sobriedad gestual está atravesada por el misterio. La sensación de extrañeza que en otras exposiciones parecía venir de la topografía del dibujo, pero que ahora emana de la gramática misma de los cuerpo, de sus ángulos y posturas, nos produce ese sentido de continuidad de las formas referido por los Gestaltistas.
En esta nueva muestra Mayobanex Vargas nos coloca frente a la cuestión del erotismo como opacidad y ocultamiento casi develado que, ha manera de metáfora representada por el delgado hilo de la mariposa tejedora o las ilusiones perceptivas de los pliegues, sirve de sostén al misterio que se hace añicos con la presencia abierta de un seno, un ojo que mira desde el centro del deseo y una flor que se abre más abajo –entre las piernas- mientras el colibrí-espectador amenaza con libar sus jugos. (“planos de la duda”)*.
En esta ocasión, la sintaxis de la imagen -la reiterada presencia de la mariposa tejedora, que se lee como retorno de lo reprimido o presencia obsesiva de la cosa asida al misterio- sostiene la estructura sintagmática representada en la postura, la perspectiva, la angulosidad de los cuerpos que nos habla e insinúa el gesto, variaciones que tensan la plasticidad. El problema del ángulo como acomodación de la visualidad, aparece ya en Gustav Klint. El beso obliga al espectador a buscar sus detalles, la boca de los amantes, el nudo de la pasión y los contornos que separan a los cuerpo, girando la cabeza en noventa grados. Dado a ver así, el cuerpo convierte el ver en una acción, como dice Müller refiriéndose al cine de Kubrick.
En esta misma dirección apuntan los nuevos cuerpos de Mayobanex. El artista ha buscado la perspectiva difícil, la toma en corto en algunos casos, la contrapicada en otros, para darnos a ver, obligándonos a participar en un movimiento expresivo, el cuerpo como espacio abierto a los sentidos posibles del movimiento. Como ejemplos, los dibujos “el punto del no-retorno y “mujer de arena”.*
En el estudio de Miguel Ángel para el torso de Adàn, el maestro impregna la gestualidad y el vigor propios de la dibujìstica clásica que tiende a una aproximación al canon, pero además, en el cuerpo que reposa hay un ímpetu, un intento de incorporación que fija la mirada esperando el momento del movimiento. En el jardín de cuerpos que Mayobanex Vargas diseña, ese mismo ímpetu aparece en “encantadora de mariposas” y “atavíos de sueño”, mientras que “a través del espejo” y “el recurso de esconder la sombra”* reposan en una quietud mística o tanásica. Esto como contrapunto de las posturas que son la complicidad del ojo en la búsqueda de eso erótico y poético que flota en la atmósfera.
El fantasma está evocado en el ausente que maneja los hilos, limita el vuelo de las mariposas y envuelve los cuerpos. Cifra y expresión de la presencia contenida del propio autor, de su otro: presencia absoluta; es la búsqueda de la perfección que obsesivamente persigue y se escapa entre estos cuerpos. El artista situado en un momento previo a la creación percibe el mundo donde el punto de fuga del cual parte el texto dibujístico no es sin embargo un punto único fijo ni predeterminado.
No aparecen en esta propuesta el entrelazamiento entre el fondo y la figura, los paisajes metafísicos al estilo de Chirico que apuntalaban la estructura corporal en exposiciones anteriores de Mayobanex. En esta ocasión la visión queda atrapada por los primerísimos planos que los colores ponen en nuestros ojos -el vuelo policromático de mariposas y avecillas- ante la serenidad contrastada del blanco y negro.
El misterio dibujado es siempre una aparición que nos hace participar de la percepción de que algo va a completarse en el esfumado. El cuerpo es misterio que va más allá de la representación. Asistimos a la obsesiva perfección del contorno más allá de la razón, un hiperreal campo donde el deseo se desplaza o proyecta a unas manos juntas en actitud de oración, un instante antes de entreabrir unas piernas (“destino manifiesto”)*. Momento expectante, Boyeur.
Yendo más allá del significado, estos cuerpos se hunden en la búsqueda del significante puro. Búsqueda imposible pero seductora siempre. El cuerpo es exterioridad y en ese sentido todo cuerpo es un objeto de arte, objeto perdido en tanto el deseo de poseerlo, hacerlo propio es imposible. La otredad es crucial –parafraseando a Silvester-, el cuerpo se nos presenta cerrado y oscuro, imposible de ser explorado sin morir en el intento.
Estos dibujos en toda su materialidad se presentan como volúmenes, luces y formas extraídos de la oscuridad, pero ellos mismos son la negrura. Aquello que permanece fuera, que sólo puede ser accedido por la reinvención perceptiva del espectador y la intervención de la mano del artista creador del misterio que separa la obra de arte del discurrir de lo real.
Como decía el maestro Jacques Lacan, la obra de arte siempre envuelve y circunda la Cosa, eso con mayúscula que no se nombra, cubierto en esta ocasión por la profunda y traslúcida piel: superficie de los cuerpos de Mayobanex Vargas.
*títulos de algunos dibujos de la muestra
En esta nueva muestra Mayobanex Vargas nos coloca frente a la cuestión del erotismo como opacidad y ocultamiento casi develado que, ha manera de metáfora representada por el delgado hilo de la mariposa tejedora o las ilusiones perceptivas de los pliegues, sirve de sostén al misterio que se hace añicos con la presencia abierta de un seno, un ojo que mira desde el centro del deseo y una flor que se abre más abajo –entre las piernas- mientras el colibrí-espectador amenaza con libar sus jugos. (“planos de la duda”)*.
En esta ocasión, la sintaxis de la imagen -la reiterada presencia de la mariposa tejedora, que se lee como retorno de lo reprimido o presencia obsesiva de la cosa asida al misterio- sostiene la estructura sintagmática representada en la postura, la perspectiva, la angulosidad de los cuerpos que nos habla e insinúa el gesto, variaciones que tensan la plasticidad. El problema del ángulo como acomodación de la visualidad, aparece ya en Gustav Klint. El beso obliga al espectador a buscar sus detalles, la boca de los amantes, el nudo de la pasión y los contornos que separan a los cuerpo, girando la cabeza en noventa grados. Dado a ver así, el cuerpo convierte el ver en una acción, como dice Müller refiriéndose al cine de Kubrick.
En esta misma dirección apuntan los nuevos cuerpos de Mayobanex. El artista ha buscado la perspectiva difícil, la toma en corto en algunos casos, la contrapicada en otros, para darnos a ver, obligándonos a participar en un movimiento expresivo, el cuerpo como espacio abierto a los sentidos posibles del movimiento. Como ejemplos, los dibujos “el punto del no-retorno y “mujer de arena”.*
En el estudio de Miguel Ángel para el torso de Adàn, el maestro impregna la gestualidad y el vigor propios de la dibujìstica clásica que tiende a una aproximación al canon, pero además, en el cuerpo que reposa hay un ímpetu, un intento de incorporación que fija la mirada esperando el momento del movimiento. En el jardín de cuerpos que Mayobanex Vargas diseña, ese mismo ímpetu aparece en “encantadora de mariposas” y “atavíos de sueño”, mientras que “a través del espejo” y “el recurso de esconder la sombra”* reposan en una quietud mística o tanásica. Esto como contrapunto de las posturas que son la complicidad del ojo en la búsqueda de eso erótico y poético que flota en la atmósfera.
El fantasma está evocado en el ausente que maneja los hilos, limita el vuelo de las mariposas y envuelve los cuerpos. Cifra y expresión de la presencia contenida del propio autor, de su otro: presencia absoluta; es la búsqueda de la perfección que obsesivamente persigue y se escapa entre estos cuerpos. El artista situado en un momento previo a la creación percibe el mundo donde el punto de fuga del cual parte el texto dibujístico no es sin embargo un punto único fijo ni predeterminado.
No aparecen en esta propuesta el entrelazamiento entre el fondo y la figura, los paisajes metafísicos al estilo de Chirico que apuntalaban la estructura corporal en exposiciones anteriores de Mayobanex. En esta ocasión la visión queda atrapada por los primerísimos planos que los colores ponen en nuestros ojos -el vuelo policromático de mariposas y avecillas- ante la serenidad contrastada del blanco y negro.
El misterio dibujado es siempre una aparición que nos hace participar de la percepción de que algo va a completarse en el esfumado. El cuerpo es misterio que va más allá de la representación. Asistimos a la obsesiva perfección del contorno más allá de la razón, un hiperreal campo donde el deseo se desplaza o proyecta a unas manos juntas en actitud de oración, un instante antes de entreabrir unas piernas (“destino manifiesto”)*. Momento expectante, Boyeur.
Yendo más allá del significado, estos cuerpos se hunden en la búsqueda del significante puro. Búsqueda imposible pero seductora siempre. El cuerpo es exterioridad y en ese sentido todo cuerpo es un objeto de arte, objeto perdido en tanto el deseo de poseerlo, hacerlo propio es imposible. La otredad es crucial –parafraseando a Silvester-, el cuerpo se nos presenta cerrado y oscuro, imposible de ser explorado sin morir en el intento.
Estos dibujos en toda su materialidad se presentan como volúmenes, luces y formas extraídos de la oscuridad, pero ellos mismos son la negrura. Aquello que permanece fuera, que sólo puede ser accedido por la reinvención perceptiva del espectador y la intervención de la mano del artista creador del misterio que separa la obra de arte del discurrir de lo real.
Como decía el maestro Jacques Lacan, la obra de arte siempre envuelve y circunda la Cosa, eso con mayúscula que no se nombra, cubierto en esta ocasión por la profunda y traslúcida piel: superficie de los cuerpos de Mayobanex Vargas.
*títulos de algunos dibujos de la muestra
- César Zapata
La excelencia del dibujo
El arte es una misteriosa ventana a lo desconocido, a lo interno, a las emociones más recónditas del inconsciente, de esa zona en donde nacen los arquetipos universales, los símbolos comunes con los cuales nos comunicamos las entidades sintientes y racionales en esta dimensión material, expresando nuestras ansias y miedos, nuestras dichas y desgracias, nuestras satisfacciones y desesperanzas.
Todo artista que se precie de serlo o que aspire a serlo, tiene como meta fundamental de buscar esa verdad y revelarla a todos los demás, hacerlo patente con las herramientas que le ha otorgado como don La Providencia, materializándola a través de imágenes, sonidos, palabras o movimiento, haciéndonos partícipes de ella, que no es más -aunque algunos nos tilden de tener una percepción demodé -de tratar de rozar ese absoluto que denominamos en todas las culturas humanas sobre la faz de la tierra como belleza.
Y es que para todos los que amamos el arte, “el buen gran arte”, es imprescindible que toda obra aspire a lo bello (no a lo bonito que es otra cosa totalmente diferente), a lo que trasciende a los tiempos y a las mentalidades, como desde Altamira hasta las composiciones abstratas de Jackson Polock se ha ido estableciendo y configurando a través de los siglos, con una profunda exploración de la emoción estética, de la degustación poética, de los mundos imaginarios y de la plenitud espiritual que nos lleva, aunque algunos quieran negarlo, a ser mejores seres humanos.
Eso es precisamente a lo que aspiramos cuando creamos y apreciamos una obra de arte, es decir, a ser mejores personas, mejores individuos que escapan mediante la imaginación de este mundo limitado y opresivo hacia otros de inmaculada pureza, de nítidos contornos y tornasoladas imágenes ingrávidas que regalan al contemplador voluptuoso placer, deseos de tocar y gozar, pero sin querer trastornar el sabio orden establecido del caprichoso demiurgo que las coloca y recrea los elementos, porque todo cuando existe y ha sido puesto en el espacio temporal (en el caso presente de este comentario, el papel), está perfectamente concebido, es la criatura consentida, mimada, largamente gestada por su creador, tal como el amoroso padre se desvela de cuidados y cariño hacia su amado hijo.
Y eso es precisamente lo que se puede decir del artista plástico Mayobanex Vargas, quien el miércoles 11 de enero inauguró su séptimo exposición individual en la Embajada de Francia, titulada: “Las estaciones el paraíso”, en donde este gran dibujante dominicano pone de manifiesto, como ha sido una constante en su brillante trayectoria creativa, su excepcional y poco común dominio de la forma y la composición, en el que en un alarde de virtuosismo como se practicaba en épocas pretéritas -se me ocurre, el Renacimiento- regala al espectador sensible, al que no se le van los ojos ni la mente por ahí ante la banalidad de las modas importadas, un torbellino de imágenes que rinden un homenaje a la belleza femenina, a la sensualidad de sus formas, a la voluptuosidad sin caer en amaneramientos ni efectismo, pero provocando un deseo por estar dentro de sus cuadros, por penetrar esas imágenes evocadoras de lirismo y vitalidad como lo son estos presentes dibujos de esta extraordinaria exhibición.
Mayobanex, es un cultor a tiempo completo de su arte, un individuo que vive su arte, que respira y transpira arte, un artista serio que no se contenta en el facilismo que le podría brindar su destreza artística, su don nativo, pues él es un gran explorador y estudioso de su disciplina, una disciplina que antiguamente se practicaba con dedicación y devoción cuasi religiosa, pues todos los grandes maestros, desde van Eyck pasando por Rafael, Durero, Holbein, Rubens, Rembrandt, Delacroix, Ingres, hasta llegar a los tiempos presentes, en donde dibujantes excepcionales como Luis Caballero, Heriberto Cogollo, Claudio Bravo, Roberto Fabelo, Juan González y otros, han establecido la pauta de lo qué es la diferencia entre un artista formado y excelente, es decir, el que dibuja de veras, y aquel que no lo es, que se escuda en todos los subterfugios y sofismas emanadas de esta moda ligth denominada posmodernismo, como ese de decir que: “yo soy artista conceptual y lo único importante es la idea y no el oficio”, cuando el oficio es lo que ayuda cristalizar las ideas perfectamente.
Mayobanex Vargas con su coherente trayectoria aquí y fuera del país, porque ya ha expuesto en importantes centros culturales internacionales como el Museo del Banco Interamericano de Desarrollo en la ciudad de Washington, la capital norteamericana, figurando su obra en importantes colecciones privadas y públicas, con un puesto bien ganado entre los grandes creadores nacionales, no sólo entre los actuales, sino de todos los tiempos, con un refinamiento estético y conceptual que no solamente lo da la sensibilidad, sino una indudable preparación intelectual a base de una buena cultura general, principalmente de artes visuales, lo que lo convierte en este medio tan limitado en una rara avis, puesto que no es un secreto para nadie que los artistas aquí no leen ni mucho menos investigan (con sus excepciones, claro está), y llevándolo, de seguir por el camino ya trillado por él durante largos años de ese sacerdocio laico como lo es la plástica, de proponérselo como una meta, a ser uno de los mejores creadores latinoamericanos del presente, siendo un honor decir por estas cuartillas al divulgar la obra de este gran artista ante quien me quito el sombrero y me honro en su sincera amistad, que él es todo un maestro contemporáneo.
A apoyar, amables lectores esta muestra individual que se inauguró el pasado miércoles 11 en la Embajada de Francia, y a la vez hacerlo con todas las manifestaciones del arte y la cultura visitando las exposiciones, los conciertos, las obras de teatro, las puestas de circulación de libros, las conferencias y todo lo que necesite nuestra presencia a fin de alimentar el espíritu del pueblo dominicano que tanto lo necesita.
Todo artista que se precie de serlo o que aspire a serlo, tiene como meta fundamental de buscar esa verdad y revelarla a todos los demás, hacerlo patente con las herramientas que le ha otorgado como don La Providencia, materializándola a través de imágenes, sonidos, palabras o movimiento, haciéndonos partícipes de ella, que no es más -aunque algunos nos tilden de tener una percepción demodé -de tratar de rozar ese absoluto que denominamos en todas las culturas humanas sobre la faz de la tierra como belleza.
Y es que para todos los que amamos el arte, “el buen gran arte”, es imprescindible que toda obra aspire a lo bello (no a lo bonito que es otra cosa totalmente diferente), a lo que trasciende a los tiempos y a las mentalidades, como desde Altamira hasta las composiciones abstratas de Jackson Polock se ha ido estableciendo y configurando a través de los siglos, con una profunda exploración de la emoción estética, de la degustación poética, de los mundos imaginarios y de la plenitud espiritual que nos lleva, aunque algunos quieran negarlo, a ser mejores seres humanos.
Eso es precisamente a lo que aspiramos cuando creamos y apreciamos una obra de arte, es decir, a ser mejores personas, mejores individuos que escapan mediante la imaginación de este mundo limitado y opresivo hacia otros de inmaculada pureza, de nítidos contornos y tornasoladas imágenes ingrávidas que regalan al contemplador voluptuoso placer, deseos de tocar y gozar, pero sin querer trastornar el sabio orden establecido del caprichoso demiurgo que las coloca y recrea los elementos, porque todo cuando existe y ha sido puesto en el espacio temporal (en el caso presente de este comentario, el papel), está perfectamente concebido, es la criatura consentida, mimada, largamente gestada por su creador, tal como el amoroso padre se desvela de cuidados y cariño hacia su amado hijo.
Y eso es precisamente lo que se puede decir del artista plástico Mayobanex Vargas, quien el miércoles 11 de enero inauguró su séptimo exposición individual en la Embajada de Francia, titulada: “Las estaciones el paraíso”, en donde este gran dibujante dominicano pone de manifiesto, como ha sido una constante en su brillante trayectoria creativa, su excepcional y poco común dominio de la forma y la composición, en el que en un alarde de virtuosismo como se practicaba en épocas pretéritas -se me ocurre, el Renacimiento- regala al espectador sensible, al que no se le van los ojos ni la mente por ahí ante la banalidad de las modas importadas, un torbellino de imágenes que rinden un homenaje a la belleza femenina, a la sensualidad de sus formas, a la voluptuosidad sin caer en amaneramientos ni efectismo, pero provocando un deseo por estar dentro de sus cuadros, por penetrar esas imágenes evocadoras de lirismo y vitalidad como lo son estos presentes dibujos de esta extraordinaria exhibición.
Mayobanex, es un cultor a tiempo completo de su arte, un individuo que vive su arte, que respira y transpira arte, un artista serio que no se contenta en el facilismo que le podría brindar su destreza artística, su don nativo, pues él es un gran explorador y estudioso de su disciplina, una disciplina que antiguamente se practicaba con dedicación y devoción cuasi religiosa, pues todos los grandes maestros, desde van Eyck pasando por Rafael, Durero, Holbein, Rubens, Rembrandt, Delacroix, Ingres, hasta llegar a los tiempos presentes, en donde dibujantes excepcionales como Luis Caballero, Heriberto Cogollo, Claudio Bravo, Roberto Fabelo, Juan González y otros, han establecido la pauta de lo qué es la diferencia entre un artista formado y excelente, es decir, el que dibuja de veras, y aquel que no lo es, que se escuda en todos los subterfugios y sofismas emanadas de esta moda ligth denominada posmodernismo, como ese de decir que: “yo soy artista conceptual y lo único importante es la idea y no el oficio”, cuando el oficio es lo que ayuda cristalizar las ideas perfectamente.
Mayobanex Vargas con su coherente trayectoria aquí y fuera del país, porque ya ha expuesto en importantes centros culturales internacionales como el Museo del Banco Interamericano de Desarrollo en la ciudad de Washington, la capital norteamericana, figurando su obra en importantes colecciones privadas y públicas, con un puesto bien ganado entre los grandes creadores nacionales, no sólo entre los actuales, sino de todos los tiempos, con un refinamiento estético y conceptual que no solamente lo da la sensibilidad, sino una indudable preparación intelectual a base de una buena cultura general, principalmente de artes visuales, lo que lo convierte en este medio tan limitado en una rara avis, puesto que no es un secreto para nadie que los artistas aquí no leen ni mucho menos investigan (con sus excepciones, claro está), y llevándolo, de seguir por el camino ya trillado por él durante largos años de ese sacerdocio laico como lo es la plástica, de proponérselo como una meta, a ser uno de los mejores creadores latinoamericanos del presente, siendo un honor decir por estas cuartillas al divulgar la obra de este gran artista ante quien me quito el sombrero y me honro en su sincera amistad, que él es todo un maestro contemporáneo.
A apoyar, amables lectores esta muestra individual que se inauguró el pasado miércoles 11 en la Embajada de Francia, y a la vez hacerlo con todas las manifestaciones del arte y la cultura visitando las exposiciones, los conciertos, las obras de teatro, las puestas de circulación de libros, las conferencias y todo lo que necesite nuestra presencia a fin de alimentar el espíritu del pueblo dominicano que tanto lo necesita.
- Vladimir Velásquez Matos